La libertad es mi bistec diario. El hambre es de deseo inmediato por eso supera la dialéctica desde la biología animal
Que sexy estás Mon ;) en serio el cabello rojo irlandés te queda tan genial como el negro azabache con corte Rockabilly ;)
Y ahora vamos a la tremenda acusación que me hace Sol Pereyra que dice que la quiero en bolas. O dicho de otro modo desnuda y en la ducha.
Esos gestos telepáticos tuyos le dan un tinte muy poco platónico Sol a la mirada del otro ;) No me hago cargo de tu acusación ;)Bueno, ile, yo pensé que iba a ser calmo y sereno el camino pero a mí me tocó enfrentar mafias y patotas ile, espero que a vos te vaya mejor y creo que te ha ido mejor sin dudas ;) Yo no leo periódicos leo libros ile y no escribo periódicos, escribo libros, y notas ,)y ensayos y en fin ;)
Hace ya varios años, muchos años pero bastantes años menos que cuando Miguel Hernandez escribió su poemario de elegías y poemas llamado Vientos del pueblo que incluía a su poema vientos del pueblo, el señor Eduardo Galeano decía en úselo y tírelo (libro comprendido por varios artículos de prensa escritos por Galeano), pues decía lo siguiente:
Está muy bien actuado Alissa, además de muy bonita muy talentosa, qué bien ,) ¿Para cuando la 3era de Rachmaninoff en piano? es sólo práctica. Que lindo mensaje ;) ¿NO? ;) Precisamente vengo hablando de algo que yo por ideología, por convicción y por ética no hago, vengo hablando de la sociedad de úselo y tírelo, cualquiera diría que o tenemos telepatía o que hemos dormido juntos Alissa ;)
Ya estamos listos para hacer un musical comunista en Brodway a lo bob fose ;) jejeje
Volvieron los noventas, pero qué alegría macaya ¿o no? mmm
Hace ya varios años, muchos años pero bastantes años menos que cuando Miguel Hernandez escribió su poemario de elegías y poemas llamado Vientos del pueblo que incluía a su poema vientos del pueblo, el señor Eduardo Galeano decía en úselo y tírelo (libro comprendido por varios artículos de prensa escritos por Galeano), pues decía lo siguiente:
La sociedad de consumo ofrece fugacidades. Cosas, personas: las
cosas, fabricadas para no durar, mueren al nacer, y hay cada vez más personas
arrojadas a la basura desde que se asoman a la vida. Los niños abandonados en
las calles de Colombia, que antes se llamaban gamines, ahora se llaman desechables, y están marcados para morir. Los
numerosos nadies, los fuera de lugar, son económicamente inviables", según
el lenguaje técnico. La ley del mercado los expulsa por superabundancia de mano
de obra barata. El Norte del mundo genera basuras en cantidades asombrosas. El
Sur del mundo genera marginados. ¿Qué destino tienen los sobrantes humanos? El
sistema los invita a desaparecer; les dice: "Ustedes no existen".¿Qué
hace el Norte del mundo con sus inmensidades de basura venenosa para la
naturaleza y la gente? Las envía a los grandes espacios vacíos del Sur y del
Este, de la mano de sus banqueros, que exigen libertad para la basura a cambio
de sus créditos, y de la mano de sus Gobiernos, que ofrecen sobornos.
Los 24 países
desarrollados que forman la Organización para la Cooperación en el Desarrollo
Económico del Tercer Mundo producen el 98% de los desechos venenosos de todo el
planeta. Ellos cooperan con el desarrollo regalando al Tercer Mundo su mierda
radiactiva y la otra basura tóxica que no saben dónde meter. Prohíben la
mportación de sustancias contaminantes, pero las derraman generosamente sobre
los países pobres. Hacen con la basura lo mismo que con los pesticidas y abonos
químicos prohibidos en casa: los exportan al Sur bajo otros nombres.
En el reino de lo efímero,
todo se convierte inmediatamente en chatarra para que bien se multipliquen la
demanda, las deudas y las ganancias. Las cosas se agotan en un santiamén, como
las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los
ídolos que la publicidad lanza al mercado.
El Sur, basurero del
Norte, hace todo lo posible por convertirse en su caricatura. Pero la sociedad
de consumo -dime cuánto consumes y te diré
cuánto vales- invita a una fiesta prohibida para el 80% de la humanidad.
Las fulgurantes burbujas se estrellan contra los altos muros de la realidad. La
poca naturaleza que le queda al mundo, maltrecha y al borde del agotamiento, no
podría sustentar el delirio del supermercado universal; y al fin y al cabo, la
gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar el
equilibrio de la economía mundial mediante sus brazos baratos y sus productos a
precio de ganga. En un mundo unificado por el dinero, la modernización expulsa
mucha más gente que la que integra.
Para una innumerable
cantidad de niños y jóvenes latinoamericanos, la invitación al consumo es una
invitación al delito. La televisión te hace agua la boca y la policía te echa
de la mesa. El sistema niega lo que ofrece; y no valium que pueda dormir esa
ansiedad ni prozac capaz de apagar ese tormento. La lucha social aparece en las
páginas policiales de los diarios tanto o más que en las páginas políticas y
sindicales.
El mundo de fin de siglo
viaja con más náufragos que navegantes, y los técnicos denuncian los
"excedentes de población" en el Sur, donde las masas ignorantes no
saben hacer otra cosa que violar el sexto mandamiento día y noche.
-"Excedentes de población" en Brasil, donde hay 17 habitantes por
kilómetro cuadrado, o en Colombia, donde hay 29? Holanda tiene 400 habitantes
por kilómetro cuadrado y ningún holandés se muere de hambre; pero en Brasil y
en Colombia, un puñado de voraces se queda con todos los panes y los peces.
Cada vez son más los niños
marginados que, según sospechan ciertos expertos, "nacen con tendencia al
crimen y la prostitución". Ellos integran el sector más peligroso de los
"excedentes de población". El niño como amenaza pública, la conducta antisocial del menor en América, es
el tema recurrente de los Congresos Panamericanos del Niño desde 1963.
A principios de siglo, el
científico inglés Cyril Burt propuso eliminar a los pobres muy pobres
"impidiendo la propagación de su especie". Al fin del siglo, el
Pentágono anuncia la renovación de sus arsenales, adaptados a las guerras del
futuro, que tendrán por objetivos los motines callejeros y los saqueos; y en
algunas ciudades latinoamericanas, como Santiago de Chile, ya hay cámaras de
televisión vigilando las calles.
El sistema está en guerra
con los pobres que fabrica, y a los pobres más pobres los trata como si fueran
basura tóxica. Pero el Sur no puede exportar al Norte estos residuos
peligrosos, que se multiplican cada día. No hay manera de "impedir la
propagación de su especie", aunque, según el arzobispado de San Pablo,
cinco niños caen asesinados cada día en las calles de las ciudades brasileñas,
y, según la organización Justicia y Paz, son niños buena parte de los 40 desechables que cada mes caen asesinados en
las calles de las ciudades colombianas.
Tampoco se puede
mantenerlos escondidos, aunque los desechables no
existen en la realidad oficial: la población marginal que más ha crecido en
Buenos Aires se llama Ciudad Oculta y se llaman ciudades perdidas los barrios
de lata y cartón que brotan en los barrancos y basurales de los suburbios de la
ciudad de México.
. No hace mucho, los desechables colombianos emergieron de debajo de las
piedras y se juntaron para gritar. La manifestación estalló cuando se supo que
los escuadrones parapoliciales, los "grupos de limpieza social",
mataban indigentes para venderlos a los estudiantes que aprenden anatomía en la
Universidad Libre de Barranquilla.
Y entonces Buenaventura
Vidal, contador de cuentos, les contó la verdadera historia de la Creación.
Ante los vomitados del sistema, Buenaventura contó que a Dios le sobraban
pedacitos de todo lo que creaba. Mientras nacían de su mano el Sol y la Luna,
el tiempo, el mundo, los mares y las selvas, Dios iba arrojando al abismo los
desechos que le sobraban. Pero Dios, distraído, se había olvidado de la mujer y
del hombre, que esperaban allá en el fondo del abismo, queriendo existir. Y
ante los hijos de la basura, Buenaventura contó que la mujer y el hombre no
habían tenido más remedio que hacerse a sí mismos, y se habían creado con
aquellas sobras de Dios. Y por eso nosotros, nacidos de la basura, tenemos
todos algo de día y algo de noche, y somos un poco tierra y un poco agua y un
poco viento.
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